Pareja

pareja

Estamos orgullosos de presentar a Match.Center como nuestro socio estratégico. En Match.Center, podrás descubre las mejores casas de apuestas de 5 euros de depósito, garantizando una experiencia segura y confiable. Únete a la comunidad que ya está aprovechando las ofertas exclusivas y la amplia gama de opciones que ofrece nuestro socio.

La historia de Fernando Montaño, de Buenaventura a Londres

Jul 01, 2014 Comments Off on La historia de Fernando Montaño, de Buenaventura a Londres by

Por Adriana Maldonado

Fernando Montaño, bailarín del Royal Ballet, es uno de los artistas latinoamericanos más reconocidos en la capital británica.

Nació en Buenaventura, Colombia. Su familia era una familia humilde que vivía, dentro de la pobreza, bastante cómoda. Él y sus tres hermanos iban a la escuela, tenían sus regalos de navidad y ese tipo de cosas. Cuando tenía 6 años se mudó junto con su familia a Cali, a un barrio popular y también uno de los más peligrosos. En Cali las calles eran de tierra y los zapatos había que cubrirlos con bolsas de plástico para protegerlos del lodazal. La intención de sus padres siempre fue la de darles una buena educación a él y a sus hermanos.

Fernando recuerda que descubrió la danza entre los 4 y 5 años. En Buenaventura no había una cultura de ballet o de música clásica, pero de alguna manera sembró su semilla de pasión por la danza. No fue hasta los 12 años cuando por primera vez pudo hacer una clase de ballet, hasta entonces había estado expuesto a las danzas populares, la salsa, el tango, la milonga y por su puesto también el futbol. “Como buen latinoamericano, el padre quiere que uno haga futbol también”.

Cuando comenzó con el tango, en tan solo un mes, le dieron una beca de estudios. A sus padres les llamó la atención y se dieron cuenta que su hijo tenía talento para el baile. Cuando tenía 12 años su madre decidió sacarle de la academia de danzas porque la maestra le había puesto a enseñar el tango a él, a esa edad, y no estaba contenta con eso. En el mismo día, le llevó al conservatorio donde, después de un tiempo, la maestra Amalia Romero le dijo que Fernando debía ir a la escuela de ballet, la única en Colombia que afortunadamente estaba en Cali. Su maestra arregló todo para que fuera a hacer la audición. Y aunque las clases ya habían comenzando, le aceptaron sin pensarlo dos veces debido a sus cualidades físicas. En la escuela estuvo dos años en los cuales se preparó para una competición internacional en La Habana, en Cuba. Allí ganó el segundo lugar además de una beca de estudios. Entonces tenía 14 años y estaba comenzado a vivir lo que había sido su sueño, el de bailar con el tipo de bailarines como con los que se encontró en Cuba. La beca de estudios no incluía acomodación ni alimentación, así que su familia tuvo que hipotecar o más bien dicho re-hipotecar su casa para ayudarle.

Estuvo cinco años en la escuela en Cuba y trabajó un año y medio en la compañía bajo la dirección de Alicia Alonso. Su primer año fue muy duro, se enfrentó con los problemas políticos y sociales de los cubanos entonces. No había comida, no había transporte regular, había bloqueos, en fin… tiempos difíciles que a un niño de 14 años le tocó enfrentar solo. Pero al mismo tiempo, estaba haciendo lo que le gustaba, la parte negativa logró evadirla y continuó esforzándose en su danza. Después de ese año y medio en la compañía se le invitó a una competición internacional en Italia. Desafortunadamente no logró asistir porque no pudo obtener la visa.

Pero el deseo de ir a Italia persistió y llegar a allí fue el padre de una amiga suya quien le patrocinó. Su amiga Venus era mitad cubana mitad italiana y entonces se encontraba viviendo en Italia. Fernando con sus entonces 18 años llegó primero a Milán y siguió a Torino donde se instaló con ella.

Venus vivía en un convento donde los hombres no eran admitidos. Pensó en explicarles a las hermanas que él era su hermano y que venía para estudiar para que le dejaran quedarse a vivir allí. Pero no logró pedir el permiso y Fernando terminó viviendo a escondidas en el convento. Aunque ahora lo encuentra divertidísimo y se ríe con Venus al recordarlo, en el momento era un estrés muy grande, “Me tocaba despertarme muy temprano para salir a la escuela sin que las hermanas se dieran cuenta, hasta que un día nos descubrieron”. Afortunadamente una maestra de la escuela de ballet le dejó vivir en su casa y así terminó ese año en Torino.

En una de sus funciones allí en Torino, la que era en ese tiempo directora del English Ballet School, Jane Hacker, después de haberle visto bailar, se puso de acuerdo con su maestra cubana Niurka de Saa para llevarle y ayudarle a hacer audiciones en Londres. Estas dos mujeres, más el ya célebre Carlos Acosta, fueron claves para que Fernando llegara a Londres y pudiese hacer audiciones.

El día de la audición, el aparato de música no podía leer el CD que Fernando había preparado para acompañar su danza y terminó bailando sin música. Pero Fernando dio todo de sí mismo y ese mismo día obtuvo una oferta del Royal Ballet.

Poco a poco ha ido escalando dentro de la compañía y justamente en estos meses Fernando será promovido como solista y prontamente como primer bailarín.

Para Fernando, Londres es una ciudad llena de oportunidades y si uno conoce a la gente clave, puede llegar mucho más lejos. Así conoció a Vivian Westwood, “una mujer de armas tomar que me inspiró a hacer labores sociales y a ayudar a otros…”. De esta manera, Fernando es hoy en día uno de los patrones de Children of the Andes, una organización no gubernamental que tiene como objetivo el otorgar una mejor calidad de vida a los niños que más lo necesitan en Colombia. Por otro lado, Fernando también es partícipe de un proyecto en Buenaventura para la creación de un centro cultural, apoyado por Findeter, por algunas universidades y por el British Council. El objetivo del centro será el de proveer clases de música, danza, drama, pintura y también de inglés. Para Fernando, el inglés es esencial hoy en día para cualquier artista que quiera proyectar su carrera internacionalmente. Sobre ayudar a su país y a la juventud, Fernando señala “…ayudo a mi país porque, así como yo recibí varias manos para llegar a donde llegué, me gustaría darle la mano a esos jóvenes que merecen una oportunidad y lo necesitan. Yo lo hago de corazón”.

La vida de un bailarín es sacrificada, es dura. Un profesional como Fernando pasa largas horas en el teatro, a veces más de 12 horas seguidas, “…yo afortunadamente no tengo problemas físicos, porque el ballet involucra movimientos no naturales, muchos bailarines fuerzan sus cuerpos y terminan con problemas físicos, necesitando a veces cirugías. Somos un poco masoquistas, pero al mismo tiempo tratamos de no mostrar ese dolor y mostrar lo hermoso de la danza, pero siempre hay casos de problemas físicos, de problemas de alimentación o psicológicos por el nivel competitivo de los bailarines. A veces a uno le afectan y uno tiene que tener una personalidad fuerte para sobreponerse a estas adversidades”.

¿Qué significa entonces la danza para Fernando? “La danza es mi vocabulario, mi forma de expresarme. En cada espectáculo trato de dar lo máximo de mí mismo y también trato de descubrir nuevas cosas dentro de mi persona, de sorprenderme a mí mismo con lo que puedo hacer. Una de las cosas que me más me gustan es la libertad que se siente, la libertad de expresar todas esas emociones”.

Los próximos proyectos de Fernando tienen que ver con seguir haciendo labores sociales para apoyar a Children of The Andes, la apertura de la escuela en Buenaventura y también ir con varios bailarines a la reapertura del Teatro Colón en Bogotá. “Esto para mí es un gran honor y un placer. Yo estoy organizando el espectáculo así que es un reto muy grande”. También, Fernando tiene pensado incursionar en el cine. Una de las personas que le apoya es David Yates, el director de las películas de Harry Potter. David tiene planeado en hacer runa película para él. Ya tuvo su primera experiencia en un cortometraje de danza con música de Debussy, La siesta de un fauno. Este proyecto lo realizó junto con Vivian Westwood.

“Me gusta ser versátil, porque la carrera de bailarín es corta. Por otro lado, tengo la energía y la fuerza ahora, soy bastante joven así que aprovecho las oportunidades al máximo. Esto me hace crecer como persona y como artista”.

Y así con estas palabras terminamos la entrevista con un smoothie cerca del Royal Opera House en Covent Garden. Fernando es encantador y sin duda un gran artista.

 

 

Especial Artes Escénicas, La entrevista

About the author

The author didnt add any Information to his profile yet
  • Twitter
  • Facebook
  • StumbleUpon
  • Digg
  • Technorati
  • Delicious
Comments are closed.